Nadie es nunca supersticioso, hasta que unos ojos brillantes le miran desde la oscuridad. Ninguno creemos en fantasmas, hasta que vemos a un gato gruñendo a la nada de un rincón. Todos nos reímos ante la mera mención de un espíritu, hasta que sentimos un aliento helado en la nuca un día de verano.
A Amelia nadie le avisó de que las pesadillas podían ser reales.
En la oscuridad de la noche, resguardada por las sombras, la suya ha venido para quedarse.
Más cosas en mi blog:
https://elrincondelagatalectora.wordpress.com/
Las descripciones, muy cuidadas, te meten en la historia y el suspense te atrapa hasta la última palabra. Muy buen relato.
Me encanta , inmejorable de lo mejor que e leído te quedas con las ganas de más.
Enhorabuena