Arrejuntar el salvaje oeste con dinosaurios resulta una apuesta segura. Una llamada atractiva para ver qué pasará. Qué nos pueden contar. Cuál sorpresa aguarda.
Y nos muestra un pueblo de atmósfera donde podemos oler el polvo y mascar el tabaco, aunque de forma sutil.
Igual que la trama, que se desliza suave, jugando con la perspectiva y percepción del lector.
Con un final coherente que vuelve a transcender el género.
Sólo eché en falta alguna escena más de acción para refrendar la tensión inherente.
Un buen relato para exploradores.