La pureza de la nieve era manchada por diminutas gotas de sangre, mientras que su propio padre perdía la vida entre sus dedos, podía ver la desesperación en su mirada y en como en el intento de pedir ayuda, su piel abandonaba su brillo a la misma vez que se marchitaba y pudría.
—¡Qué es lo que te hice! ¡Da igual que me mates! ¡Tu hijo también lo hará! Ah, no. Espera… —asintió y su cuerpo empezó a evaporarse con la lluvia—. Tú mismo has matado a tu esposa y al niño que llevaba en su vientre.
Un pequeño relato dramático sobre la traición de un hijo hacia su padre y el círculo que ambos, están condenados a seguir. Primera Parte.