Inicia casi como novela juvenil: se presentan los personajes principales, sus gustos y actitudes, el inicio de la trama parece un incidente casi infantil: nuestro héroe viaja mentalmente hasta el imperio inka (por cierto, el término académicamente correcto es "inka", la palabra "inca" es la que se usa popularmente, y es la más común, pero no la correcta) gracias a la influencia de un talismán, pero poco a poco se van presentando nuevos personajes que a primera vista parecen secundarios y hasta incidentales, nos enteramos de uno y mil detalles de la cultura inka y, sobre todo, de la teoría Gaia, Ánima Mundi, la biosfera viva y toda su estructura de estudios científicos, estudios, observaciones, ecologismo y su posición conspiranoica.
Poco a poco vamos entrando a una vorágine dramática donde se descubre que esta ánima mundi compuesta por los trillones de bacterias, hongos y otros microorganismos de la biosfera terrestre tiene incluso la capacidad de manipular el entramado espacio-tiempo y establecer conexiones mentales pasado-presente. La trama se complica todavía más cuando algunas agencias del gobierno de EUA descubre que todas estas teorías tan paranoicas no son tan esquizoides como creían y empiezan a perseguir al grupo de entusiastas que se comunican con el mundo inka.
Por si no fuera suficiente, el mundo inka también tiene sus problemas; en el mundo actual, los grupos ecologistas también meten su cuchara...
Bueno, todo para llegar a un clímax verdaderamente vertiginoso e incontenible.
Es recomendable, aunque quizá no para el público general. Es necesaria una lectura con mente abierta y con capacidad de aceptar nuevos estándares.