En una época de extendido pánico existencial marcada por la teoría de la evolución y la posibilidad de que Europa deje de ser la potencia mundial que solía ser, Adelbert quiere convertirse en alimólogo. Empieza sus estudios en Blumlein para entender el mundo que lo rodea poblado por robles blancos que son terratenientes, cuervos que forman bandas de ladrones, árboles de palmeras que resucitan después de 2000 años, pandemonios de gaviotas, abejas que viven en catedrales, murciélagos bibliófilos, cisnes con órdenes de alejamiento, chinches espías y siluros antiimperialistas. Acusado de pertenecer a la organización terrorista Cerebro de koala es investigado por la policía, pero el mayor crimen de Adelbert es no conocerse a sí mismo.