Tras haber sido raptado y torturado, el pequeño elfo Enusor se ve obligado a vivir con una disfuncional familia humana en el corazón del Dominio Rasko. Las diferencias culturales son abismales, y no parece ser viable la adaptación a un entorno cuyos valores, aparte de serle por completo ajenos, no le inspiran ninguna clase de simpatía. Pero ni siquiera el tener las expectativas bajas exime de las más terribles decepciones.
Mientras tanto, Garuga vislumbra un instante de optimismo, Lovra prosigue consolidando su poder y Ráncor se ve obligada a obrar de maneras insospechadas por echar de menos al antiguo Kato.