"Así me hablaron de ese viejo melancólico, que aúlla y que te pide, a cambio de una flor roja, simétrica y carnosa, un proemio para su amor de niño vivo. Escrito en el viento, en la lámina misteriosa de aquella niña viva, que le costó perder la muerte.
Escríbele y dile que cuando conseguí llegar hasta ella, me dijo:
–Te echo de menos. Recordé que no puedo tener recuerdos, sin ti."
De la "Introducción" de Valérie Tasso.