Los chicos empiezan a masturbarse cada vez más pronto. Sienten una extraña y casi homosexual fascinación por la masturbación; sobre todo la masturbación del prójimo. Y está bien, es cosa de la edad, es biológicamente natural. Si prestasen la misma atención en clase no existiría el fracaso escolar y habría más genios locos desperdigados por el mundo. Es posible que la genialidad sea inversamente proporcional a las veces que un chico experimenta con su cuerpo. Sería una buena tesis de investigación; Sigmund Freud estaría de acuerdo conmigo. Nadie sabía más sobre el campo de la masturbación y la locura que el afamado psicólogo. No obstante, si hablamos sobre la genialidad, consultad conmigo. ¡Sabéis que soy un genio! No como el protagonista de nuestra historia: Nacho Olivares. El infeliz eyaculó toda su genialidad por la segunda cabeza.