El día no había empezado bien para el inspector Tomás Silva. Pero aún se le complicará más cuando reciba la llamada del comisario Torres y este le ordene que se ponga al frente de la investigación para esclarecer el atraco producido en la oficina principal del Banco Continental (un botín de cuatro millones y medio de euros, el director de la sucursal y un empleado tomados como rehenes y cinco cajas de seguridad desvalijadas). Silva y su equipo de agentes iniciarán una compleja búsqueda para hallar a los culpables.
Simultáneamente, iremos conociendo las circunstancias de los principales protagonistas de la trama (Manuel Salas y Marcos García –los empleados secuestrados–, Carlos El Guapo, Sara Varela, el abogado Adolfo Bello y Bernardo Alonso –propietario de un importante centro comercial–). Y todo ello nos conducirá a un mundo donde dominan la avaricia inmobiliaria, los abusos bancarios y la corrupción política, hasta llegar a un desenlace agridulce, en el que solo se puede hacer justicia a medias. Más allá de retratar la situación de crisis que estalló en 2007, Sin tregua se consumían nuestros ojos (primera entrega de la tetralogía "Cuarteto de la desolación") procura profundizar en la misma y revelar las claves de fondo que explican cómo se llegó a ella.