"En la habitación peinó su cabellera oscura. Cien pasadas, todas de arriba abajo, lentas y firmes como los cuentos contaban que hacían las princesas cada mañana. Ella no era una princesa, y hacía ya tiempo que no lo quería ser, pero su cabello todavía no lo tenía claro, así que le concedía el capricho de las cien pasadas".
Para alejarse de los malos recuerdos y encontrarse de nuevo, despojándose de las cargas del pasado y recuperar la paz perdida.