En esta ocasión cambiamos de continente... ¡Nos vamos a África!
Y es que, por encima de los conceptos con los que se le suele medir, en los que tal vez muestren ciertas condiciones de vida, estos no enseñan nada sobre la vida misma y del mismo.
En una tierra en la que la literatura puede implicar un uso artístico, en la que los africanos, de manera tradicional, no separan el arte de la educación y en la que «un objeto se considera bello por las verdades que muestra y por las comunidades que ayuda a construir», solo pueden salir magníficas obras que no deben de pasar desapercibidas...
¿Nos acompañáis, queridos oyentes, en este cálido viaje?