«el azar»
Hoy os quiero contar... algo sobre el azar.
Hacía varios días que había comenzado el curso, pero para mí era el primer día de clase, nos acabábamos de trasladar y tuvimos que esperar a que nos asignaran un colegio, todo era nuevo para mí. Había varios sitios libres, no conocía a ninguno de aquellos chicos, ocupé uno de los pupitres de la primera fila, era demasiado pequeño para poder argumentar porque elegí aquel sitio, sin embargo recuerdo que no valoré ninguna otra opción.
Apenas llevábamos dos horas en aquel aula que me parecía enorme cuando el profesor cogió la papelera y la situó bajo la pizarra, muy cerca de donde yo me encontraba. Repartió hojas de papel y nos dijo: «hacer una bola y lanzar desde vuestro sitio por orden de lista, los diez primeros que encestéis podréis marchar ya al recreo».
Mis probabilidades de fallar desde aquella distancia eran prácticamente nulas y mi orden en la lista me aseguraba estar entre los elegidos, sin embargo me parecía un poco injusto, pero seguramente me indignaba menos que a alguno de mis compañeros situados más atrás, y a otros de las filas intermedias situados al final de la lista.
Todos lo pensábamos pero solo él se atrevió a decir lo que era obvio. Justo lo que el profesor esperaba para explicarnos aquella práctica, que no era otra cosa más que una lección de pura filosofía;
«El azar, hijo, el azar siempre influye positivamente. Sánchez tú te crees perjudicado porque estás sentado atrás y por tu apellido eres de los últimos de la lista, pero sin embargo tienes opciones, tendrás premio si tus compañeros no aprovechan su oportunidad, siempre que tú seas lo suficientemente habilidoso.
»Exactamente eso es lo que hay que hacer siempre en la vida, aprovechar las oportunidades que está nos da y estar preparado para poder aprovecharlas. Hay niños que no pueden venir a este colegio, algunos viven en países donde el hambre provoca que casi todos estén enfermos. Es cierto que los de más atrás lo tenéis más complicado y que los últimos de la lista quizás no lleguéis a intentarlo, pero, aun así, lo tenéis mucho más fácil que los de la clase de al lado, que ni siquiera lanzarán, y mucho más que esos niños de otras partes del mundo.
»Siempre el azar beneficiará más a unos que a otros, pero a todos vosotros el azar os ha dado la oportunidad de estar aquí, de tener una familia, de poder estudiar, de poder jugar, aprovecharla y dejar de lamentaros por lo que el azar no os ha dado. Pensar especialmente en lo que no es casualidad, en lo que no es azar sino responsabilidad vuestra, en lo que está en vuestras manos, en lo que realmente depende de vosotros, observar que en las filas de delante hay sillas vacías desde hace días, que de haberlas ocupado, hoy os hubieran servido para jugar un rato más, pero también para aprender más cada día aprovechando esa oportunidad que el azar os ha dado de estar aquí, en un colegio, sin mojaros cuando llueve, con calefacción cuando hace frío, y comida esperando en casa, recordarlo siempre, vuestros padres no tuvieron esa suerte y otros niños tampoco, algunos no sabrán nunca lo que es un colegio».
Aproveché mi oportunidad y fui uno de los chicos que salió al patio antes de hora aquella mañana y pude hacer mis primeros amigos.
Todo lo que me rodea es mayoritariamente consecuencia del azar, podíamos haber nacido en otro sitio, en otra época, o sencillamente no haber nacido. Es puro azar que conozcamos a las personas que conocemos y no a otras.
Cada día nos cruzamos con cientos de personas a las que probablemente no volveremos a ver, el azar nos las pone delante, nos da la oportunidad de modificar continuamente nuestro camino, pero el mundo es demasiado grande y nuestra vida demasiado corta, no tenemos más opción que interactuar en una diminuta parte de nuestra propia vida, y en lo que depende de nosotros muchas veces no nos atrevemos y otras no estamos preparados.
El azar nos ha colocado aquí y ahora, aquí y ahora, sí, no penséis en cuando nacisteis, pensad en hoy, en justo ahora, el azar sigue ahí. Hay muchas cosas que no podemos elegir, que no dependen de nosotros, pero hay otras muchas que sí, y también son infinitas, cada segundo tenemos la opción de decidir y siempre lo hacemos, aun cuando no hacemos nada, porque esa también es una opción y también es responsabilidad y decisión nuestra.
Podemos dedicar nuestra vida a lamentarnos de nuestra mala suerte, de todo lo que el azar da a otros y no a nosotros, es una opción, pero no es la mía, prefiero quedarme con las oportunidades que continuamente me da el azar, y aprovecharlas para aprender, para mejorar, para ser más feliz, para hacer nuevos amigos, para reír, para llorar y para compartir.
Recordar siempre, el azar lo decide casi todo, pero tú también.
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