Flor del desierto nos muestra la dureza de vivir en el Sahara Occidental si eres mujer.
El papel de la mujer saharaui dentro de su comunidad es muy importante; se encarga de la educación dentro del núcleo familiar, mantiene y transmite las costumbres culturares de su pueblo, y ejerce las relaciones organizativas y sociales.
Bakita fue una niña saharaui que vivió en los campamentos para refugiados en el desierto de Tinduf, en territorio Argelino. Creció feliz a pesar de las extremas condiciones que le brindaba el desierto.
Sin entender el dominio marroquí y sus muros rodeados de minas antipersonas, llegó a la adolescencia sin preocuparse demasiado por lo que sucedía a su alrededor, hasta que su propia familia llegó a desconfi ar de ella y antepuso sus creencias religiosas a su confi anza y su amor, consagrándole el mayor de los castigos.
En esta novela el lector podrá hacerse una idea de lo que sufrió el pueblo saharaui en la encarnizada Marcha Verde, perpetrada por la invasión marroquí que obligó a los saharauis al éxodo. Después de cuarenta años, más de 200 mil refugiados siguen reclamando la independencia, con pocas esperanzas de futuro.