Cuando el escritor deja de intentar provocar solamente un intenso miedo en el lector para empezar a inocularle intensas sensaciones de asco, náusea, angustia, desasosiego, vulnerabilidad, unas desconcertantes excitación y empatía con lo prohibido o monstruoso, etcétera, este ha abandonado la senda del género del Terror para adentrarse en la del Horror. O como dijo Robert Bloch: «Hay una distinción entre aquello que inspira terror y aquello que inspira náusea».
Partiendo de esta definición estética presentamos esta colección de relatos con un hilo conductor común.
Así que solo nos queda desearles bon appétit.