La relación de Horacio Quiroga con la selva misionera es un vínculo telúrico que le atrae hacia la espesura en busca de sí mismo. Quiroga disfrutaba del esfuerzo implícito en la elaboración de sus proyectos y gozaba de una determinación incombustible, de modo que las adversidades solo alimentaban su espíritu rebelde y su voluntad de crear.
Construyó su casa en San Ignacio, barcas para navegar el Paraná, juguetes para sus hijos... Peleó con la naturaleza por mantener su jardín de especies autóctonas y exóticas.
La determinación y el metodismo con los que afrontaba el proceso creativo le permitieron elaborar una sistematización del cuento pionera en las letras hispánicas que partía del modelo teórico de Poe y lo actualizaba con nuevas fórmulas.
En esta antología se recogen 4 textos teóricos que acompañan a los 15 cuentos elegidos por el autor para la última edición que revisó en vida.