Uno de los mejores y más originales relatos que haya leído en mucho tiempo. Recuerda a Boyhood y a Amélie Nothomb por su manejo magistral del tiempo, la realidad así como la capacidad de síntesis sin perder intensidad en el estilo que es directo y crudo. Todo casi con un simple tractor azul como vehículo y como símbolo constante de esa sensación camusiana de estar pescando en una bañera sabiendo que no saldrá nada de ella, sólo un vacío demasiado pesado del que somos conscientes fugazmente, en pequeñas dosis; de forma que el último instante del tiempo, se junta con el primero y se disuelve en él. La vida misma.
Sólo puedo dar las gracias por haber tenido la oportunidad de disfrutarlo y guardarlo para releerlo de vez en cuando. Muy recomendable.