Calisto, del país de la niebla, cansado de ser rechazado por las ondinas, decide renunciar al amor, acción por la que logra apoderarse del mágico oro del río Ur. Con dicho material se hace forjar dos elementos: un anillo para dominar voluntades y un yelmo capaz de alterar la forma de su poseedor. Autoproclamándose rey de los nibelungos, domina a su pueblo y los obliga a trabajar acumulando un inmenso tesoro.
Por otro lado, Lunaplateada, señor de los Elohim, ha encargado la forja de una espada a los Herreros Magos, conocidos en todos los reinos por sus exquisitos trabajos.
Estas dos historias se verán entrelazadas cuando el precio de la espada se equipare al valor del tesoro del nibelungos, desatando así una batalla de proporciones épicas en la que la avaricia y la traición despertarán a los más oscuros poderes infernales.