La música es una expresión de la pasión, la alegría, la seducción, el dolor o la melancolía. La voz más pura del alma humana. Incluso para un técnico de sonido como Jorge, que explora la música como fenómeno físico, resultaría desolador pensar lo contrario. Sin embargo, ¿qué ocurre con las preguntas que nunca se formuló? Las melodías de Lewis Norton, un músico que ronda las calles de Málaga, acabarán por escribir estas preguntas en un lugar de su propia mente vetado a la razón y a la memoria. Porque nadie sería capaz de enfrentarse a ellas sin volverse loco. Aunque tampoco sospecharía lo cercanas que pueden llegar a estar las respuestas...
En este relato, lo sobrenatural y lo desconocido se mimetizan en un entorno, en apariencia, rutinario; y el mundo se vuelve extraño cuando la rutina se rompe. El Viejo Norton es, para su autor, un ejercicio narrativo en el que trata de sortear iconos reconocibles en el horror moderno, a riesgo de que la propia obra se vuelva irreconocible. En cualquier caso, lo que sí se muestra sin pudor es una entusiasta y romántica visión de las músicas tradicionales.