No puede decirse de Sir Arthur de Aguasverdes que represente los típicos valores de los que debería de hacer gala todo buen caballero andante.
Metido en años. Poco diestro con la espada, buscavidas, truhan, vividor, mentiroso, muy aficionado a cualquier tipo de exceso… y, sobre todo, cobarde. Este cúmulo de malas virtudes hace que tenga aún más mérito el que haya podido llegar a sobrevivir tantos años deambulando por los caminos del mundo.
Esta es una pequeña historia de sus tantas desventuras.