El relato de terror es algo muy especial. Debe ser sutil, sibilino, debe hacer sentir el miedo como una de las capas más finas de la piel. Debe provocar el instinto de mirar por encima del hombro y la voluntad de no hacerlo por el miedo a lo que se pueda ver. Por eso para mí es tan difícil escribir terror.
Cuando leí el primer cuento no pensé que unos irían enlazados a otros, simplemente me pareció bueno e intrigante y seguí leyendo hasta el final, un final inesperado, como tienen que ser los finales, s... Más