Se fue. Me abandonó. Con dos hijos. Me dejó hecho trizas. Dolor. Desengaño. Y más dolor aún. Sentimiento de culpa. Ninguna explicación. Toqué fondo. Salí adelante. Por mí. Por mis hijos. Por instinto de supervivencia. Ahora veo la luz.
Para que sepáis que hay otra vida tras el abandono. Felizmente desparejado. Hay muchos hombres y mujeres como nosotros. Mis momentos de soledad y reflexión me han hecho recapacitar y dar otro valor a las cosas que son importantes en mi vida . . .