Empecé a leer este libro con escepticismo, pues no conozco al autor y la sinopsis se me antojaba arriesgada. Al finalizar el primer capítulo ya había conectado perfectamente con Tomas Pamfiérrez. La prosa del autor, sin hacer grandes virguerias estilísticas, consigue transportarte cómodamente a través de la historia. Sin argumento definido, leemos las aventuras y desventuras del protagonista en una ciudad, que es metáfora de Ceuta, y su relación con la vaiopinta galería de personajes que conseguirán arrancarte más de una carcajada.
Para mí, el interés principal del libro radica en que tarde o temprano nos damos cuenta de que todos, en mayor o menor medida, somos Tomás Pamfiérrez. La forma en que el autor consigue que nos sintamos identificados con el protagonista es digna de elogio.