La tía de Julieta ha insistido en que pase su vigesimosegundo cumpleaños en el Hotel Caronte, del que se cuentan todo tipo de historias terribles. Sectas, fantasmas, asesinos... Su propia madre murió allí, dándole a luz. No es un lugar en el que le gustaría estar, y mucho menos sin Wi-Fi. Por si fuera poco, Julieta tiene la extraña sensación de que todo lo que le sucede ya lo ha vivido antes.
«Todo aquí, desde la forma laberíntica de los pasillos hasta el siniestro recepcionista, tiene un aire a corrompido. No creo que nadie que no haya estado pueda entenderme, pero hay algo que está mal y no me atrevo a preguntárselo a mi tía. Estoy segura de que no me dirá la verdad hasta que sea demasiado tarde, como hace siempre».