Abuela le dijo que había que encender una vela cada luna nueva arriba donde las cuevas, en las viejas Piedras de las Brujas, para que no estuviera oscura nunca la puerta que eran esas piedras amontonadas como juguetes de niño, que saldrían de allí cosas con hambre de no hacerlo, que era más que importante; pero aquel invierno las tormentas habían destrozado el antiguo puente que le permitía cruzar el río para llegarse a la puerta, y además, otra cosa peor había traído el frío, a la Inquisición a todas aquellas tierras, y lo había intentando, pero no les estaban escuchando, a ninguna de ellas.
Adelante, mucho más adelante, en uno de los futuros que se abrieron como salpicaduras de sangre de aquella encrucijada, una historiadora intenta averiguar, para entender su propia realidad, qué era realmente la plaga que había cambiado el mundo.
Interesante combinación de fantasía oscura y ciencia ficción, donde la trama es sobre todo una excusa para el desarrollo de los personajes y para una profunda reflexión sobre el destino, las eleccione... Más