Acercarse a la fantasía no siempre es fácil, sobretodo cuando no se tiene la costumbre o el perfil adecuado incluso para apreciarlo desde el punto crítico o el subjetivo.
La fantasía, como la ciencia ficción o el terror, es un genero literario infravalorado. Por desgracia.
Estas razones nos alejan de pequeños tesoros como "El musgo en las ruinas", de la autora Paula Rivera Donoso; una colección de tres historias cortas que describen personajes y situaciones asombrosas en tan poco tiempo.
"Las lágrimas de Lianna", la primera historia, es una forma sutil pero abrazadora de empezar con este libro.
La búsqueda de la identidad, la sensación de aislamiento, de desintegración, narrado de una forma casi melódica, componen los pasos de Lianna sobre la tierra.
"Canción de grillo" es una canción de cuna con un compás dulce.
La historia de la niña, maltratada, abandonada y desplazada, es solo la punta del iceberg. Hay una bella transformación. Un montón de ramas que crujen. Luces. Deseos. Perdón y olvido.
"Memoria". Por extensión, y por ende por mayor desarrollo, "Memoria" resulta el favorito para su servidor.
Si bien la autora dedica el relato a los RPGs, la aventura a la que los cuatro personajes se embarcan culmina más allá de las expectativas.
Esa es la vida. Para unos el trayecto, para otros el deseo, la añoranza, la ambición, el sendero bajo los pies o las nubes en lo alto de la coronilla.
"Memoria" es el juego que a mi me habría gustado poner en pantalla entre la niñez y la adolescencia.
Si bien hay ocasiones en que "El musgo en las ruinas" resulta considerablemente melódico; son las acciones, decisiones y motivaciones de los personajes los que anclan y mantienen al lector sonriendo al filo de su asiento.
Lean más fantasía. Es ahí, entre la magia, los bosques oscuros y las tierras fértiles, donde también podemos encontrarnos. Escondidos. A veces temerosos, a veces eufóricos.
Y es que, al final, somos las fábulas y los cuentos de hadas con los que crecimos y en lo que terminaremos.