La autora maneja a la perfección los recursos para crear una atmósfera decadente y siniestra que se palpa en cada palabra.
Hace de la casa maldita la verdadera protagonista de esta historia. Es quien tiene vida propia y juega con el resto de personajes para hacer avanzar una trama que se mantiene en suspense hasta el final. El ritmo y el estilo está muy bien cuidado. La manera en que Paula hace uso de figuras y metáforas para causar terror es impresionante.