¿Qué es esta novela de casi 400 páginas que cuenta con disquisiciones literarias, aventuras de un grupo de jóvenes delincuentes, chats del Messenger, ensayos sobre la moral, post y comments de blogspot, sexo, drogas y poesía experimental que parece querer contarlo todo? En principio, estamos ante una novela fragmentaria que une capítulos de distinto tono que intenta amalgamar, como un artefacto de uso/ensayo/prueba/error, los 5 episodios que la conforman. Estos episodios están unidos subrepticiamente por la historia de un grupo de amigos de Pisco que se dedican a ganarse la vida (las opereshions) sin trabajar, buscando solo divertirse, tener sexo, tonear, pasarla bien. Algunos son violentos. Más allá de esta historia, parece que Jules Verde quisiera no dejar de manifestar su profunda inconformidad con el sistema que le tocó vivir. Hay una tristeza soterrada de un incomprendido social que busca, como un loco, ser querido, busca ternura y la salvación a través de las drogas y el sexo. Ese camino lo lleva a la autodestrucción. En el transcurso de la ¿novela? vemos cómo va llevando su vida entre historias cada vez más truculentas y patéticas. En un sentido, es la historia de todo joven veinteañero que siente que la vida se le escapa y busca atraparlo todo. Como si escribir fuera una salvación para retener un tiempo y un lugar que le son ajenos, tristes y duros con él. Más allá de eso, está la literatura. No parece tampoco importarle al autor el sentido convencional de la “Literatura”. Eso es de destacar en nuestra ciudad de Ica, pues la mayoría de textos literarios son bastante pegados al margen de lo correcto. Con todo, Struéndalll es una novela ambiciosa, defectuosa por intensión y ladina por su propuesta. Sin embargo, quedará, a la larga, como parte de nuestra subcultura literaria.
MARTÍN GALA