"Sin ceremonias. Sé muy bien que el hombre del otro lado de la línea me desprecia por lo que hago. Supongo que imaginará que yo le desprecio a él de la misma medida, por lo que me pide que haga. A ninguno de los dos nos importa. Cada uno tiene lo que el otro necesita. En su caso, dinero. En el mío, mujeres bellas que cierran el pico. Doy y recibo. Todo funciona bien si el juego es justo".
APUNTES DE UN VENDEDOR DE MUJERES.
Giorgio Faletti