Fracaso tras fracaso. Mi mísera vida vale menos que el papel que mancho cada noche intentando escribir una nueva novela. El amanecer me encuentra con un montón de papeles rotos y tirados por toda la habitación, varias cervezas vacías, y mi cabeza apoyada sobre el vómito de mi ira y de mi frustración.
Pero hoy será distinto. Hoy voy a demostrarle a ese editor que estoy hecho de otra madera. Voy a borrar esa estúpida sonrisa de su estúpido rostro, y voy a demostrarle que soy el mejor escritor que ha pasado por esa editorial de mala muerte, que huele a moho y a desperdicios. Y, cuando haya acabado, voy a ser reconocido como lo que soy: el mejor escritor de los últimos ciento cincuenta años. Y ese editor se tendrá que arrastrar ante mí como el cerdo que es.
Esta es mi historia de éxito; la historia de una decisión que me llevó a lo más alto de las letras, y de la gloria...