Ocurrió hace millones de años. Fuimos condenados, expulsados, denigrados, y forzados a arrastrarnos a una guerra que nunca podríamos ganar. Y fui fiel a mis principios, y a mi lucha.
Pero todo tiene un límite. Y esa lucha eterna debía terminar. Si otros no podían comprenderlo, no era de mi incumbencia. Yo había tomado una decisión. Y fue esa joven, Ivy, la que supuso dar el salto definitivo, para buscar un nuevo camino. Un nuevo comienzo. Una nueva oportunidad.
Supongo que Ivy y yo aprendimos el uno del otro. Supongo que fue una sorpresa todo lo que aconteció. Yo, Dantalion, doy aquí fe de los hechos que acontecieron cuando aquella alma estaba lista para ser condenada por mi mano y mi palabra. Un alma inocente que debía salvar. A cualquier precio. De cualquier forma. Incluso si el mismo infierno se oponía a ello.
No iba a fallar. Y lucharía para salvar aquella alma. Aunque el infierno me persiguiese durante un millón de años, nunca cedería. Nunca más.