La reflexión versada de Carlos Aramendía converge en este libro con la belleza plástica de las láminas de Daniel Albors. En ambos casos nos encontramos con dos visiones paralelas de un mismo recorrido iniciático a través del arte. La palabra hecha imagen y la imagen convertida en un poema visual que nos permite conservar con dos artistas sin más pretensión que la verdad, es decir: la creación en estado puro.
El libro es un peregrinar constante por los paisajes del interior a través de una ventana abierta por la que entra el aire, la palabra, el color y la vida en sí misma.
Dos visiones contemporáneas y eternas de caminar en busca de todas las preguntas que necesita quien está acostumbrado a transitar las veredas de lo bello, sin sombra de duda, con el color claro y luminoso de aquello que es cierto y se comparte.
Juan Andrés Pastor