¿Cómo pueden estas maravillas estar tan a la vista, tan disponibles, y a la vez tan ocultas? ¿Qué magia las previene de los ojos que puedan deslucirlas? La suerte, de existir, vive en es estas fábulas, y te empuja a leer hasta el final con sus cantos de sirena. Gracias, Román, por regalárnoslas.