Discípula aventajada del gran Fernando Ortiz, Lydia Cabrera (La Habana, 1889-Miami, 1991) logró figurar entre los más sagaces conocedores del componente africano de este grandioso concepto: Cuba. Habiendo realizado estudios un tanto informales, alcanzó a convertirse en una investigadora de método y de iniciativa, capaz de recorrer en lo físico y en lo abstracto un territorio marcado muchas veces por un carácter ágrafo y esotérico. Sus famosos Cuentos negros de Cuba fueron recogidos en 1936 por la editorial Gallimard, de París. La primera edición cubana data de 1940. Como explica Fernando Ortiz no se trata de piezas primordialmente religiosas, pues en ellas predominan la fábula, el relato folklórico, y la recreación de mitos inmemoriales. Legando su lenguaje más bien linajudo a la ironía, la perseverancia, la resolución moral, el carácter abierto y el desprecio a los prejuicios de sus personajes, la autora de El monte (1954) ha concebido nada menos que un hito de la narrativa breve.
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