Las calabazas de nuestro trastero se han extendido como una terrible epidemia por la literatura de terror, transmitiendo todo tipo de males y pestes, obligando a las gentes de bien a tiznar las puertas con señales de mal augurio y a esparcir hierbas olorosas y ungüentos de dudosa procedencia. Podéis encontraros con algunos de estos trece síntomas, perpetrados por sus correspondientes untores:
Caballito (por Darío Vilas Couselo)
Demeter (por Juan Ángel Laguna Edroso)
El juego de la peste (por Elena Montagud [Yume])
El vino de Narbog (por Raelana Dsagan (Carmen del Pino))
José Hernampérez - Días de Peste (por Santiago Eximeno)
La manzana podrida (por Manuel Osuna)
La protección de los árboles (por Charly Gang)
PESTE S.A. (por Ignacio Cid Hermoso)
Ring-a-ring-a-roses (por Silvia González García)
Schnabel (por Jesús Cañadas)
Su voluntad, su gloria (por Ricardo Montesinos)
Tiempo subjetivo (por Manuel Mije)
Todo empezó con aquella maldita lavadora (por Silvia Barbeito)
Esta peste viene precedida por el agorero Emilio Bueso, por cortesía de la cofradía flagelante de Nocte, y cuenta con un espeluznante retablo apocalíptico de José María Picón. ¡Arrepentíos!