españolTerror social. Eso es lo que te aguarda en La margen incierta: un viaje a nuestro propio mundo pero por caminos que, muchas veces, preferiríamos no tener que transitar. Echar la mirada a un lado, anestesiarnos con otra película banal, encallecernos con un nuevo telediario que miramos sin oír, cerrar los ojos ante lo discurre frente a nosotros... O bien atrevernos a abrirlos y acompañar a Fernando Lafuente Clavero por esta carretera hacia ninguna parte.
Sabemos que el mundo va mal, que los engranajes se atascan o incluso aplastan a gente entre las ruedas dentadas del progreso. Quizás planificamos mal nuestra ruta o, tal vez, no nos importaba demasiado a dónde nos conducía. Ahora que el asfalto muestra sus grietas, es imperativo pararse a pensar. Y cruzar los dedos para que los frenos funcionen aún.
En esta antología nadie va a intentar asustarte sacando un monstruo del armario. El horror no está en las hordas de comecerebros que vagan sin rumbo, sino en constatar que quizás somos la gente llamada normal los que caminamos desnortados. La soledad, la angustia, el rechazo, el miedo... son grados de la pendiente que nos lleva directamente al infierno. A nuestro propio infierno.
Fernando Lafuente Clavero tiene el punto de mira puesto en nuestro mundo, en nuestra sociedad, en nosotros mismos. Y muy buen pulso. La mezcla de fantasía urbana, horror gregario y surrealismo cruel que utiliza es un escalpelo preciso entre sus manos. Por eso, si emprendes este viaje, cuando veas el mundo dislocarse a tu alrededor será demasiado tarde: estarás ya en La margen incierta. Y este es un camino de no retorno.