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La vida de Janet Howat nunca fue fácil. Con apenas catorce años de edad, esta niña que vivió realmente en la Escocia del siglo XVII pasaba sus días en una fría y húmeda celda, olvidada por la misma inquisición que la había torturado y había cegado la vida tanto de su madre como la de la mayor parte de sus amistades y conocidos.
Los datos históricos acerca de esta inocente acaban aquí, con la incertidumbre de la ansiada libertad, aunque una libertad sin grandes espectativas realmente. Es que aun con el perdón de la ley, ¿qué otro destino le esperaría, aparte de una vida desgraciada lejos de todo lo que le fue familiar, por culpa del eterno estigma de haber sido considerada como parte de las infames "Brujas de Forfar"?
Esta novela no intenta encontrar las piezas faltantes de la historia, pero propone para Janet un destino más piadoso, a modo de homenaje para tantas personas que como ella, fueron a lo largo de los siglos víctimas sin voz de terribles injusticias.
¿Tuvo Janet algo que ver en el gran incendio de Londres de 1666? ¿Fue ella parte de la atrevida expedición escocesa a suelo americano? Esos son algunos de los misterios que sus posibles descendientes deberán desentrañar en nuestros días del siglo XXI, tanto como ayuda vital para enfrentar la amenaza de una nefasta y ancestral secta criminal, como para beneficio de la propia Janet, quien a más de tres siglos de su muerte, aún no descansa en paz.