(Maya al habla) Me ha gustado mucho. A pesar de que la premisa es intuitiva desde el principio, no le resta peso al relato. Es una historia sobre la tendencia que tenemos a aferrarnos a lo que queremos, a pesar de que lo hayamos perdido, y la valentía de dejar marchar para poder seguir adelante.
Los personajes son entreñables y hubiese repartido abrazos más de una vez. Sheila tiene facilidad para plasmar las emociones y muy buena pluma.