Poco se podía imaginar Alicia, en aquella aburrida tarde de verano, mientras estaba tumbada en la hierba junto a su hermana, las increíbles aventuras que le esperaban. Todo empezó cuando, de repente vio aparecer a un conejo blanco, que se quedo parado de pie y tras mirar su reloj de bolsillo salió corriendo a toda velocidad. Alicia le siguió y se cayó por un agujero y empezó a caer, a caer, a caerCuando terminó su caída se encontró un pasillo lleno de puertas y al abrir una de ellas una botellita, que decía “beber”. Dio un traguito y empezó a hacerse pequeña, pequeña, pequeña. Cuando finalmente consiguió tener el tamaño adecuado para salir a un bonito jardín, empezó encontrarse con toda clase de personajes: el ratón nadador, un dodo y muchos otros pájaros y animales con los que hizo una divertida carrera para secarse. Alicia sigue conociendo toda clase de personajes: la oruga que fumaba en pipa, la liebre de marzo y el sombrerero que tomaban el té, el gato de Cheshire con su sonrisa de oreja a oreja y finalmente es invitada a jugar una loca partida de croquet con la reina de corazones, que está empeñada en cortarle la cabeza a todo el mundo.