Un vestido puede parecer ser solamente eso, o resultar ser mucho más.Si alguien, especialmente una mujer, fuera capaz de insuflar a un vestido una personalidad propia, todas las mujeres querrían tenerlo.Se convertiría en un talismán, en un objeto de culto ya que la poseedora, experimentaría un sentimiento de seguridad, de atractivo sexual y otras particulares características que la harían infinitamente poderosa.