Una vez más, se mezclan en este relato corto de Bécquer lo romántico con la más pura inocencia.
Tdos se reían del pobre Esteban: nadie creía sus historias sobre la corza blanca y su manada que correteaba por el bosque. Sin tregua se burlaban de él. Pero quizá los ojos del simple Esteban veían cosas que a todos quedaban escondidas, precisamente por esa inocencia que a los demás les faltaba.
La risa de Constanza, cuya belleza embelesaba a Esteban hasta el punto de dejarlo sin habla, contagiaba a todos cuantos el joven pastor contaba lo que le pasaba cada noche, junto al arroyo, donde esperaba a las corzas.
Amor e inocencia son los componentes de este Sonolibro * que sin duda te hará pasar un buen rato.