Los sepultureros suelen ser gente jovial y alegre, pero el protagonista de nuestra historia, Gabriel Grab, es todo lo contrario: un hombre taciturno y triste, que siempre está enfadado, y al que molesta enormemente que quienes le rodean puedan divertirse y ser felices.
Hoy, sin embargo, se siente alegre: acaba de dar dos bofetadas a un niño que estaba riendo y cantando feliz porque es el día de Nochebuena.
Gabriel se dirige al cementerio, a terminar de cavar una tumba para un enterramiento que se hará al día siguiente,. De repente, oye una voz que no sabe de dónde sale y, al volverse, ve a una especie de duende sentado en lo alto de una lápida...