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En abril de 2015, viajé de Southampton a Charlestown, Rhode Island, con el fin de cubrir una historia para una revista de chimentos. Mi propósito era entrevistar a Audrey King, una millonaria británica que se había mudado desde Londres unos años atrás y ahora vivía en una casa en el bosque.
Había muchos rumores acerca de King, mayormente acerca de su estilo de vida “escandaloso”. Ella había sido muy reservada acerca del tema hasta el momento, pero recientemente, había manifestado su interés en pronunciarse acerca de esos rumores. Por alguna razón, nuestra revista consiguió la primicia, y me mandaron a la casa de King para hablar personalmente con ella. Yo estaba muy emocionada, ya que era mi primer trabajo importante para la revista, y se me podrían abrir nuevas oportunidades a futuro. Por esa razón, acepté sin dudarlo.
Sin embargo, mi breve estadía planeada en la casa de King pronto se convertiría en algo mucho más intenso de lo que me hubiera imaginado. Me atrevería a decir, que cambiaría mi vida para siempre. Cuando volví a casa, millones de pensamientos daban vueltas en mi cabeza, y necesité un buen tiempo para procesar todo lo que había vivido.
El artículo que escribí para la revista, de sólo cuatro páginas, ni de cerca alcanzaba para reflejar lo que yo había aprendido durante mi estadía. Por supuesto, y como cabría imaginarse, mi editora se negó a darme más espacio. Conservé mis notas por un tiempo más, hasta que al final, decidí poner mi testimonio entero por escrito.
Con el consentimiento de Audrey King y todas las demás personas involucradas, escribí y publiqué el libro que usted ahora sostiene en sus manos. Ésta es la historia completa de lo que aconteció en Charlestown. Sin filtros, sin adornos, sin un editor que me diga qué incluir o quitar. Al leerlo, usted verá por qué es tan importante para mí que el mundo sepa esto. Espero que este relato cambie su perspectiva tal como cambió la mía. Así que, sin más preámbulos, aquí está: la historia de cómo la señora Audrey King y sus adorables compañeros me abrieron sus corazones y me mostraron un mundo que yo jamás hubiera podido imaginar.