Llegué a este libro casi por casualidad. No conocía al autor y ni siquiera leí la sinopsis. Únicamente me dejé llevar por ser de género fantástico. No sabía lo que me iba a encontrar y desde luego no esperaba toparme con una especie de James Bond.
Esta novela es una historia de espías, de una situación internacional tensa que recuerda a una guerra fría y una amenaza terrorista invisible. Podría decirse que el protagonista recuerda al mejor Jack Bauer (de la serie de televisión "24") si hubiese existido en los años 60. Todo ello aderezado en un mundo imaginado con una alta carga de fantasía.
La ambientación está espectacularmente cuidada y trabajada. El mundo que ha creado el autor resulta muy coherente consigo mismo y las pinceladas (o trazos de brocha gorda en ocasiones) de fantasía quedan perfectamente integrados.
Los personajes están muy bien definidos y construidos. Todos son tremendamente carismáticos para lo bueno y lo malo, y su evolución a lo largo del libro, en ocasiones con ayuda de pequeñas dosis de fantasía, es correcta. Es destacable la progresión del protagonista, que maneja con soltura un pasado traumático que poco a poco va lidiando con él a la par que la trama principal.
Los únicos puntos que no me han convencido de la novela han sido sus vacíos en el transcurso del tiempo, claramente sacrificados en pos de mantener el ritmo de la narrativa. Y algunas divagaciones filosóficas y metafísicas que tienen un par de personajes, que contrastan en exceso con el resto de la historia y que dejan una sensación de confusión sin resolver con claridad al terminar.
Deja con ganas de seguir leyendo mucho más e indagar en este universo fantástico que con tanta maestría ha creado el autor. Es todo un acierto introducir un adelanto del siguiente libro de la saga al final de la novela.