La rueda inmutable que nunca se detiene.
El relato tiene un mecanismo y una arquitectura desquiciantemente intencionada.
Duele el TOC
La falta de libertad
De sentimiento
La repetición en rutina de bucle.
Para algunes más lesiva esa comprensi...
El relato tiene un mecanismo y una arquitectura desquiciantemente intencionada.
Duele el TOC
La falta de libertad
De sentimiento
La repetición en rutina de bucle.
Para algunes más lesiva esa comprensión que para otres.
Pero existe una disrupción, una alteridad, una esperanza dentro de esa guerra de celdas y obreras.
Sucede, entre puertas reales y hologramas, en la hora del pis.
Se buscan y necesitan (quizá en una nueva rutina, quiero pensar que no).
El espacio de fondo lo intuye,
Y...
Como digo, el relato, que necesita de una segunda y tercera lectura para alcanzar toda su dimensión, es un ejercicio de precisión donde la autora prescinde de adornos y se entrega a la forma y fondo que requiere la historia a contar (lo cual no resulta sencillo, esa seudo renuncia a la prosa). El cuento lo agradece, y será raro que no puedas visualizarlo, entrar a su juego.
Pieza breve, perturbadora y recomendable.
(La portada, deliciosa).
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