«Cuando regrese quien ahora reposa en el interior del ataúd forrado de terciopelo» es el primero de los diecisiete relatos que componen «Esa gente debería saber quiénes somos y contar que estuvimos aquí (1836-1936): una novela con hipo». Se trata del arranque para una saga histórica que abarca un siglo, en la tradición de «Los episodios nacionales» o «El ruedo ibérico», pero molando mucho más que estas dos juntas, dado que aquí también aparecen zombis, extraterrestres, vampiros, monstruos colosales y demás temibles criaturas, a las que, por cierto, en diversos capítulos también se enfrentan Galdós o Valle-Inclán, además de Emilia Pardo Bazán, Rosalía de Castro, o Pablo Picasso, entre otros ilustres.
Este primer segmento fue premiado en su momento, recogido en la Antología-Z de Dolmen, y con su lectura podrán comprobar, ya desde su origen, que la presente y ambiciosa red de relatos relacionados aquí iniciada es el mejor, más importante, relevante y trascendente proyecto literario que se ha emprendido jamás en cualquier lengua.
Puede que les suene su narrador y protagonista, es un articulista madrileño y Pobrecito Hablador decimonónico que, aunque les sorprenda, muchos no fueron capaces de identificar en la primera vida del texto. En fin, cualquier zopenco puede tirar de Wikipedia y enterarse de qué es eso del Pobrecito Hablador y Castellano Viejo. No hay que ser muy druída.
Con mayor o menor éxito, tiene mucho mérito (y requiere agallas) intentar "resucitar" a Fígaro en primera persona. Parece que el relato se sitúa en enero o a principios de febrero de 1837, cuando el e... Más