Con mayor o menor éxito, tiene mucho mérito (y requiere agallas) intentar "resucitar" a Fígaro en primera persona. Parece que el relato se sitúa en enero o a principios de febrero de 1837, cuando el escritor ya estaba sumido en la más profunda desesperanza, y por tanto no encaja del todo el tono general, más prosaico que la acostumbrada máscara satírica, aunque en este sentido va de menos a más.
Estimado caballero:
Como editor de la presente saga de relatos, le agradezco enormemente su contribución al comentar este opúsculo con sus perspicaces y eruditas reflexiones.
Igualmente, le comunico que he podido hacer llegar estas al anciano autor , quien se niega a recibir correspondencia si no es por medios físicos, escrita en papel de cáñamo con estilográfica y tinta de calamar con solo aditivos naturales como mordiente, y su ama de llaves me ha hecho llegar inmediatamente un antusiasta agradecimiento por su parte.
Reciba, pues, un muy cordial saludo.