Salvo el hecho de que los hermanos Bécquer fueran licántropos emparentados con Jan Potoki, quien se quitó la vida con una bala de plata pulida por él mismo, y que Isaac Peral, siendo muy joven, fue el responsable de que fingieran su muerte enfrentándolos junto al general Juan Prim y pertrechado con un autómata gigantesco, el resto de los hechos históricos aquí narrados son bastante bien conocidos.
Que los hermanos publicaron Los Borbones en pelota en la revista La flaca, y que, antes de su muerte, Gustavo Adolfo pretendía lanzar una nueva cabecera satírica no sorprenderá al amable lector, pero sí al editor y la ilustradora de la primera publicación donde apareció originalmente este escrito. En la antología Planes B, ligada al proyecto steam-punk Cronos. Sus muy eficientes responsables no sabían que Isaac Peral, realmente, era el superdotado que inventó el submarino, algunos años después de la publicación de 20.000 leguas de viaje submarino de Jules Verne, aparecida antes en España que en Francia, pese a lo cual hicieron un excelente trabajo al que solo cabe estar agradecido.
Es ese momento, en el otoño de 1869, en el que transcurre este segmento, mientras Isaac Peral pretende acelerar la financiación de su prototipo. Conoceremos la relación de Gustavo Adolfo con Rosalía de Castro y se darán ciertas pistas de lo que puede ocurrir con los Bécquer, guardianes de lo sobrenatural, alejados de Madrid, en futuras entregas, además de volverse a mencionar al dr. Velasco, por motivos que solo más adelante resultarán de gran importancia.
«Si hemos de enfrentarnos a los monstruos» es el cuarto de los diecisiete relatos que componen «Esa gente debería saber quiénes somos y contar que estuvimos aquí (1836-1936): una novela con hipo». Se trata de un segmento fundamental para una saga histórica que abarca un siglo, en la tradición de «Los episodios nacionales» o «El ruedo ibérico», pero molando mucho más que estas dos juntas, dado que aquí también aparecen zombis, extraterrestres, vampiros, monstruos colosales, licántropos y demas temibles criaturas, a las que, por cierto, en diversos capítulos también se enfrentan Galdós o Valle-Inclán, además de Emilia Pardo Bazán, Rosalía de Castro, o Pablo Picasso, entre otros ilustres.
En este escrito, cuya publicacióin está dedicada a don jesús Nieto, se empieza a dibujar ya el meollo de esta ambiciosa red de relatos relacionados, apuntalando la idea de que es el mejor, más importante, relevante y trascendente proyecto literario que se ha emprendido jamás en cualquier lengua.