Puedo jurar, como que hay que cagar y mear por mucho que te aguantes, que esa estupidez de la mariposa que bate las alas al otro lado del mundo y provoca cambios en el extremo contrario es una mierda gigantesca, pero bien cierta.
A lo mejor os ofende mi lenguaje, tuve que apañármelas desde crío en el extrarradio de la inclemente megaurbe de Felicidad. Un nombre graciosísimo cuando te limitabas a trapichear y subsistir, y a esquivar la muerte en cada maldita esquina —a pesar de ser miembro de un clan—, si no pertenecías a los barrios ricos, o al ejército, eras mercenario o un esclavo oficial en una de las corporaciones que perforaban el Sistema Solar y más allá. Con todo, Felicidad, en la luna Titán, fue mi hogar en las colonias.
No quiero hacer spoilers, así que solo diré que comencé a leerlo y ya de mano me agradó el tono fresco y sarcástico de la narración. A medida que avanza vas dándote cuenta de lo que va a pasar pues co... Más
Aunque a veces se va por las ramas, algunas cosas cobran sentido al avanzar. Es un relato con bastante humor y sarcasmo. Es un viaje temporal muy caótico, con problemas desde el principio, pero no pue... Más