Canción del pirata

José de Espronceda tuvo una vida precipitada y una muerte temprana. Muy del gusto romántico.

Este manchego nacido en 1808 en la localidad de Almendralejo (Badajoz) cursó estudios en el colegio de San Mateo de Madrid y tuvo una intesa inquietud social y política. De hecho, fundó con quince años una sociedad secreta llamado 'Los Numantinos' con el objetivo de vengar la muerte de Rafael del Riego. En 1823 funda con otros alumnos del citado colegio de San Mateo una institución denominada 'La Academia del Mirto', que pretendía continuar las enseñanzas de ese centro educativo.

El autor de 'La canción del pirata' tuvo que exiliarse de Madrid tras ser denunciado por sus actividades intelectuales, aunque la condena inicial de cinco años se quedó en tres meses que pasó en un monasterio de Guadalajara, destino de su padre. Marchó a Portugale en 1827 y allí cayó enamorado de Teresa Mancha, hija de un coronel liberal emigrado. Después pasó por Inglaterra para recabar en Francia como exiliado liberal.

Allí no se aplacaron sus inquietudes políticas, y participó en la Revolución de 1830 en París. Su amor, Teresa, por orden paterna se casó con un comerciante. Posteriormente regresaron todos a España en virtud de la amnistía declarada tras la muerte de Fernando VII. Corría el año 1833 y ella murió poco después, lo que provocó un gran dolor al poeta y la elegía que lleva su nombre y que está recogida en este libro.

Espronceda continuó su vida dedicado a la política y al periodismo. Dentro de la Milicia Nacional en la que se enroló, llegó a ser Primer Teniente de la Compañía de Cazadores de Madrid. También pasó por Guardia Real, pero su actividad de liberal exaltado motivó que fuera destinado a Cuéllar (allí escribió su novela histórica 'Sancho Saldaña o el castellano de Cuéllar').

Pese a la distancia, siguió escribiendo en el periódico 'El Siglo', que sufrió censura y provocó un nuevo destierro del poeta, esta vez a Badajoz.

Fue nombrado Secretario de la Legación española en La Haya en 1841 y elegido diputado progresista en Almería, en unas elecciones anuladas. De nuevo fue elegido para las Cortes Generales por el Partido Progresista en 1842, cargo que desempeñó dos meses.

Cuando se iba a casar con Bernarda Beruete, murió de garrotillo (difteria). Tenía 34 años.