Es este un conjunto de poemas de un momento histórico muy particular en la historia de España. Una vez quedó atrás la Edad Media, las letras de nuestro país vivieron un desarrollo espectacular. Fueron las décadas del conocido como Siglo de Oro de nuestra cultura. En el caso de los místicos españoles, además, no puede obviarse el triunfo de la Contrarreforma entre los católicos y la fuerte oposición al avance del cristianismo protestante.
La poesía mística (adjetivo de origen griego: mystikós, que quiere decir cerrado, arcano o misterioso) suele contener versos de búsqueda y encuentro de la divinidad.
Es un Dios menos estricto que en épocas anteriores, pero sigue siendo el centro de toda la actividad humana y el único motivo aceptable para darle sentido a la existencia. Ya no es un Dios al que temer o respetar desde lejos, sino otro nuevo que podría compararse a un amigo fiel e inseparable.
Desde un punto de vista literario, estos poemas alcanzan por momentos las cimas más indiscutibles de la poesía española de todos los tiempos.
Y en cuanto a los corazones que sujetaban las plumas que los escribieron, puede decirse sin ningún género de duda que latían a un ritmo profunda y conmovedoramente humano. Para creyentes, agnósticos, ateos… y también para los mediopensionistas, poesía en mayúsculas.